La glucosamina es producida naturalmente en el organismo. Se compone de glucosa, hidrógeno y una amina nitrogenada, por lo que se considera un amino-azúcar. Forma parte de la estructura de los tejidos, participa en la formación de uñas, piel, huesos, ojos, tendones, válvulas cardiacas y secreción mucosa de los aparatos respiratorio, digestivo y urinario y ayuda a incorporar el azufre al cartílago. Con el envejecimiento se pierde la capacidad de fabricarla y el cartílago, que soporta el peso y presión de articulaciones como caderas, rodillas y manos, se destruye, endureciéndose y formando espinas óseas que producen dolor, deformación articular y limitación del movimiento.
No se encuentra en alimentos, pero sí en productos comerciales, a partir de la quitina del caparazón de mariscos, como cangrejos, gambas y langostas, y de los tejidos conectivos de animales, como la médula ósea de los huesos de pollo. Se vende mezclada con harpagofito y sulfato de condroitina. Estimula la regeneración articular, favorece su reparación y es eficaz para tratar la artrosis. No es un antiinflamatorio por lo que dura en actuar, aunque funciona tan bien como si fuera. Reduce el dolor al caminar y hacer ejercicio, no tiene efectos secundarios, en términos generales, es segura en tratamiento a largo plazo y es útil en lesiones deportivas como bursitis, alergias alimentarias y respiratorias, asma, osteoporosis, tendinitis, vaginitis y problemas cutáneos, como la candidiasis.
Los diabéticos deben saber que contiene glucosa y puede elevar los niveles de azúcar en la sangre por lo que requiere ajustes en sus medicamentos. Estudios recientes han demostrado que diabéticos que la tomaron durante 12 semanas presentaban aumento en sus cifras de glucosa, aunque esto no significa que deban descartar su uso para enfermedades articulares.
Dosis elevadas pueden causar náuseas, diarrea, indigestión y pirosis (ardor esofágico), por lo que deberá tomarse con alimentos para evitar estos síntomas. No debe administrarse con medicamentos para el corazón o con insulina. Las personas que toman diuréticos pueden requerir dosis mayores.
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